viernes, 31 de octubre de 2008
¿Qué nos muestra el MARCO?
Mientras la naturaleza se traga la Pani ¿qué nos muestra el MARCO?
"El realismo extremo ha producido una cantidad bastante relevante de imágenes dotadas de un fortísimo impacto emocional que interaccionan con las de la moda, el cine, la televisión, Internet, el grafismo, la publicidad y el diseño, dando lugar a un imaginario social caracterizado por la provocación. La búsqueda de la novedad y del efecto, perseguidos por sí mismos, implica también un desgaste y una obsolescencia rápida de las imágenes que, continuamente, deben ser sustituidas por otras con mayor fuerza de impacto o características capaces de llamar la atención. El arte, tiende así, a disolverse en la moda, la cual ofusca y apaga la fuerza de lo real, diluye su radicalidad, normaliza y homogeiniza cada cosa en un espectáculo generalizado. El ámbito de lo real se toma de lo imaginario, a lo que Lacan atribuye un poder seductor y anulador: lo imaginario es el reino de la ilusión, del espejismo, del narcisismo. Carece tanto del carácter estructurado y mediado de lo simbólico como de la traumaticidad árida e inaccesible de lo real. Para calificar lo imaginario, Lacan introduce la palabra captation, que indica, precisamente, una doble acción de fascinación y aprisionamiento. Ahora bien, el arte es, sin duda, afín a la moda porque comparte con ésta, además de la excitación de la novedad y del desafío, la ebriedad que proviene de sentirse en contacto directo con el espíritu del tiempo; sin embargo el arte no es nunca actual en el sentido que lo es la moda, es decir, sociológicamente dominante. Ya el hecho de que el arte anticipe los tiempos venideros lo hace esencialmente «inactual»; aparte de lo que aumenta esta «inactualidad» está la aspiración a sustraerse al desgaste del tiempo y a suscitat siempre sorpresa y asombro. De ahí que a partir del momento en que el realismo extremo se convierte en moda, pierde su relación con lo real y queda atrapado en las redes de lo imaginario. Con respecto al arte, la moda siempre lleva retraso, vive de imitaciones y de sobras."
En L'arte e la sua ombra, Mario Perniola; Enaudi Editore, Torino 2000. Traducción de Mónica Poole: El arte y su sombra, Ediciones Cátedra, Madrid 2002, páginas 26 y 27.
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4 comentarios:
La verdad, Raquel, es que tienes toda la razón, pero qué te pasa últimamente con el Marco, ¿no será que les has propuesto una exposición y te han dicho que no? ¿Acaso eres pintora y no les gustan tus cuadros? ¿Ceramista? ¿No serás diseñadora de moda? ¿O acaso no has conseguido entrar en el taller de Santiago Sierra? Cuenta, cuenta...estamos deseando oirte...
Templado, templado; sigue preguntando.
Entre otras razones, me gustaría no tener que seguir viajando a Madrid, Bilbao, Oporto... para ver exposiciones que se valoran por la intensidad del interés que despiertan más que por el número de visitantes.
Y ¿por qué, por modesta que sea, no tienen una colección estable?
La verdad es que el MARCO es un clónico de los muchos museos locales que se avergüenzan de éso, de ser locales, y tratan de ser internacionales (tontería de adjetivo donde los haya), trayéndonos propuestas inmaduras, sí, inmaduras.
La institución museo se caracteriza por poner en valor aquello que siendo intenso no es patrimonio aún del común de la sociedad. ¿Te imaginas las risas que despertó en su momento un van Gogh, un Cézanne, un Juan Gris, un Duchamp, un Malevich...? Se pide, le pido al museo que tenga sensibilidad, que apueste —con todos los riesgos que ello conlleva— por aquello que permanecerá. El tema de la moda —interesante, no cabe duda— no le pertenece.
¿Sabes? Me tengo encontrado, fuera de esta ciudad, en exposiciones, a muchos artistas de estas tierras que no pisan el MARCO? ¿por qué será?
Francamente, el MARCO con su 'línea' recuerda una mediocre sala de exposiciones temporales de un insensible ayuntamiento de provincias.
Una pena. Mi interés es el de una ciudadana a la que le gustaría poder visitar un buen Monroy o un buen Lamazares de cuando en cuando, por no decir un... cientos de obras de artistas todavía asequibles a un museo como el qie tendría que ser el MARCO, pero que aún no lo es.
Lo dicho, sigue preguntando; no obstante el fragmento de Mario Perniola ¿no resulta esclarecedor?
Si quieres ver Monroy o Lamazares puedes ir a Caixanova o a Castrelos, no van a tener todos lo mismo. Creo que te contradices diciendo que el museo tiene que apostar por lo que permanecerá y que asuma riesgos, que creo es lo que está haciendo mejor que muchos- Dime dos museos municipales en España que te interesen más sus programaciones.
¿Por qué te olvidas del 'buen'? Me temo que lees mirando el dedo; yo señalo.
(Caixanova es rancia, como rancio su presidente ejecutivo Fernández Gayoso, y su inerte Guillermo Brea es zombi).
Seguiré hablando, no del dedo, en posteriores entradas.
Discúlpame.
Gracias por leer este blog.
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