miércoles, 17 de septiembre de 2008

Meter la zorra en el gallinero



Abraida que estoy.
Vengo de tomar un café con un buen amigo, y me cuenta que viene de asistir a una convocatoria que le hace el INEM.
Mi amigo, con más de 50 años de edad, trabajaba en una empresa, X, —durante 20 años y con un puesto de responsabilidad—, puntera en su actividad, la cual obtenía pingües beneficios; pero un buen día otra empresa internacional decidió adquirir esta empresa X. Lo hizo, reestructuró la actividad, despidió al 50% de su plantilla (gracias a la gestión de los despedidos y con ayuda sindical, las indemnizaciones que ofrecía la empresa compradora tuvieron que ser multiplicadas por tres), y aquí paz y después gloria. Mi amigo pasó al paro y ahora cobra un prestación de 412 euros al mes por parado de larga duración y mayor de 50 años.

La convocatoria que citaba antes, y de la cual regresa mi amigo algo compungido, es en la sede de la Confedereción de Empresarios de Pontevedra (CEP) en García Barbón, 104 1ª planta. Allí reunidos un@s cien parad@s, les explican, por turnos, la directora del INEM del Calvario y un representante de la CEP, que la CEP ha obtenido una suvención para enseñar a los parad@s cómo obtener empleo. ¡Qué paradoja! Aquellos que te despiden, incluso en épocas de beneficio demostrado ¿te enseñana ahora a cómo buscar empleo? Pero... ¿No correspondería a los Sindicatos este papel formativo? No sólo ésto: el representante de la CEP entrega a los congregados un impreso donde sólo aparece en la parte superior las siglas "CEP" y sin ninguna otra identificación, y en el que se pide a los parad@s allí congregad@s todo tipo de datos personales, familiares, curriculares... Pero ¿qué disfunción es ésta?
Hoy en día en que numerosas empresas (preferentemente financieras) despiden —les llaman "prejubilaciones" eufemísticamente— a empleados antes de cumplir los 60 años ¿cómo la CEP les va a enseñar a encontrar trabajo teniendo este candidato más de 50 años?
No sería descabellado pensar que lo que hace la CEP es obtener subvenciones de la UE de una manera maníquea y para fines bastante ineficaces.
¿Qué opinarán los Sindicatos?
Un dato más, de cierta curiosidad: en esa reunión-convocatoria los dos intervinientes lo hacen en lengua castellana; al finalizar, un asistente (en castellano) les señala que no deja de ser una falta de consideración el que no se dirijan a l@s asistentes en gallego; respuesta de la directora del Inem del Calvario "Aquí hay dos lenguas oficiales, y hemos elegido, porque tenemos derecho, una de ellas". Bien; no obstante me pregunto yo ¿un administrad@ no tiene el derecho de ser atendid@ por el funcionariado en su lengua gallega? (creo que para acceder, en Galicia, al cuerpo de la administración pública se exige un nivel apto de gallego, no?). Sería pues la obligación del funcionario el atender en la lengua del administrad@.
Paradojas: quien te despide también te enseña a cómo emplearte. Bien.

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